martes, 28 de diciembre de 2010

CAPÍTULO DOS.

Aparcan sus respectivas motos en el gran parking del centro comercial. La vespa rosa de Adara resalta más que la Derbi Atlantis azul marino de Paola. Colocan los candados y se alejan de ellas, adentrándose en el centro.
Adara camina sensualmente, casi sin darse cuenta. Desliza delicadamente sus curvas de un lado hacia el otro, sonriente.
Paola camina con más normalidad, y la observa divertida. Deciden recorrer las tiendas femeninas antes de concentrarse en el regalo de Danel.
-¡Entremos ahí, o ahí!- ha repetido Adara, una y otra vez, durante casi toda la tarde.
Paola la seguía siempre. También a ella le apetecía probarse ropa, fuera dónde fuera.
Entraron en Mango, donde Adara escogió entusiasmada un corto y atrevido vestido negro; en Victoria's Secret, donde se enamoró de un conjunto de lencería fina blanco, ligeramente transparente. También han recorrido Springfield, Pull and Bear, de las que salieron con, almenos, una bolsa en la mano, y miles de tiendas más. Incluso han comprado en zapaterías. Paola eligió unas converse all star blancas, decoradas con diminutas mariposas rosas y moradas. Adara decidió comprarse algo más atrevido. Tras varios minutos mirando, encontró lo que buscaba. Unos tacones Xti de un tono beige realmente precioso. Con un tacón fino pero alto, y dos enredaderas que se ceñian a la forma del pequeño pie de Adara. Tras ver como le sentaban, los pagó y se los llevó encantada, sonriente.
Agotadas, decidieron sentarse en una cafetería.
-Cuando tu madre vea como has arrasado con tu paga...
-Me dará más- la interrumpe Adara, sonriendo.
Paola da un sorbo a su café con leche, aún ardiente, y prosigue.
-Nunca te cansas de gastar,¿eh?- ríe mirándola.
-Bueno...digamos que yo no quiero gastar, pero las cosas me llaman, cosas como esa, o esa, o esa- dice, señalando cada una de sus bolsas.
-Ya, bueno. Mírate a tí, con miles de bolsas, y a mí, con tres.
-Está bien, me encanta comprar...pero entiéndeme, todo me queda bien y tengo la necesidad de llevármelo.
Las dos se miran por un instante, y ríen. Ríen con motivo, o sin saber por qué. La risa de una contagia a la otra, y sonríen. Con un par de sorbos se terminan el café, piden la cuenta y se marchan.
-¿Crees que estará ya la esclava grabada?- pregunta impaciente Adara.
-No lo sé, pero vamos y así damos un paseo...¡anda qué, te va a costar un dineral!
-¿Te estás oyendo? Bah, no es tan cara.
-Si para tí una esclava de 80€ no es cara, entonces no, no me estoy oyendo.
-Paola...míralo así, una esclava con nuestra fecha grabada y nuestros nombres inscritos no es tan cara si lo comparas con el amor que siento hacia él...tenía la necesidad de...
-¡Y dale con las necesidades!- la interrumpe Paola riendo- Tú tienes un problema.
-Idiota- responde con aires bromistas- pero,¿sabes? tienes un poco de razón, aunque no pienso cambiar el regalo.
-¿Razón?¿yo? -abre los ojos exageradamente- ¿estás bien? - Adara hace ademán de pegarle pero ella la esquiva entre risas- ¿y se puede saber en qué?
-En que es un regalo muy lujoso, ya que él me regaló unos zapatos de tacón súper sencillos en mi último cumpleaños, y ni siquiera eran de marca...pero aún así, para demostrar que soy generosa, le hago este precioso regalo.
-¡Y caro!
-¡Y caro!- imita a Paola, y esta vez es ella la que intenta pegarle.
Pero una vez más vuelven a reír, dirigiéndose a la pequeña joyería de la planta alta del centro comercial.
Con la suerte de que la esclava permanezca ya grabada, Adara la paga y se la lleva, feliz. Feliz por tener el regalo perfecto para su chico.
Deciden no comprar nada más y bajan al parking. Se colocan de nuevo los cascos y se montan en sus respectivas motos. Pero antes de arrancar, Adara se queda mirando hacia la nada. Sin un punto fijo. Paola arranca pero antes de encaminarse hacia delante, se percata de la situación y vuelve a parar la moto.
-Oye cariño, ¿te encuentras bien?
Adara pega un ligero bote en la moto, asustada, volviendo poco a poco a la realidad.
-Pues claro que sí- dice, mostrando una forzada y amarga sonrisa.
-¿Enserio?- insiste Paola.
-Es Danel...desde hace algunos días está realmente...distante- le duele hasta pronunciar las palabras.
Paola baja de la moto y se acerca a ella, intentando calmarla, mostrándole una dulce sonrisa.
-En primer lugar, los tíos son así, raros de cojones- sonríe al ver como Adara rompe a reír- y en segundo lugar, ¿qué es lo que te preocupa, que ya no te quiera?
-Sí, es eso lo que me preocupa...o que quizá haya otra que le interese más que yo.
-¿Otra que le interese más que tú?, no lo creo... él te quiere, si no, no estaría contigo.
-Sí, tienes razón....
-Además, ¿te has fijado en la cara de alelado que tiene cuando estás con él?
-Sí...- responde, entre más risas- sí, tienes razón, toda la razón del mundo Paola- la abraza con fuerza- además, ¿quién iba a haber mejor que yo? absolutamente nadie.
-Pues claro que no cielo- finaliza con una sonrisa que muestra cariño, sinceridad.
Adara arranca con fuerza la moto y se pierde allá donde la luz acaba. Paola sube a su moto y arranca también.
Las dos se encaminan hacia la ciudad con el aire pegándoles en la cara, en los brazos, en las piernas. Sintiendo como el viento se apodera de sus sedosos cabellos y baila con ellos. Y circulan así, envueltas por la mágica noche que se apodera de ellas, rodeándolas dulcemente.
 
Sentadas sobre los sillones del cuarto de Adara, cotillean y desfilan contondeándose exageradamente. Se prueban cada una de las prendas que se han llevado a casa esa misma tarde. Dedicarán toda la noche que les espera a probarse ropa de aquí y de allá para decidir, de una vez por todas, lo que llevarán el sábado. A pesar de que falten dos días, Paola y Adara aguardan impacientes el momento de la fiesta de Danel. Tras varias súplicas, Paola consiguió con mucho esfuerzo convencer a su madre para que la dejara pasar la noche del jueves en casa de Adara. Envueltas por una música pegadiza que suena en el ordenador, las dos chicas bailan y siguen desfilando. Las risas invaden la habitación e incluso llegan a la planta baja, donde Lucas intenta descansar un poco.
-¿Qué te parece esto?- pregunta risueña Adara, dando vueltas para mostrar el corto vestido negro que lleva puesto, acompañado por unos tacones interminables.
-Está bien...aunque un poco...corto, más bien exagerado,¿no crees?
-¡Bah! es perfecto...
-Perfecto...para una puta- Paola la mira de arriba a abajo con una sonrisilla maliciosa.
-¡Envidia! es perfecto para mí, y lo peor es que lo sabes.
Paola ríe y le tira una almohada a la cabeza.
-¡Eh, agresión!- grita, tirándole la misma almohada.
-¡¿Pero qué dices?!- grita más fuerte aún, entre risas, devolviéndole la almohada.
Y siguen así. Riendo, bromeando, agrediéndose con almohadas, cojines, peluches. Poco a poco la puerta se abre y una silueta las interrumpe.
-Estoy intentando descansar...- dice Lucas, con voz ronca.
-¿Y a mi qué me dices? descansa, pero a nosotras interrumpas más- contesta enfurruñada Adara.
-Si yo descansaría, pero con vuestros gritos me resulta imposible.
-Adara, tiene razón, estamos gritando demasiado- dice de repente Paola, enrojeciendo y acercándose al ordenador para bajar el volumen musical.
-¡¿Pero se puede saber qué haces Paola?! -grita Adara, dirigiéndose al ordenador- ¡es nuestra noche de chicas!- y sube el volumen al máximo.
-Enserio Adara- intenta convencerla ella, bajando la música de nuevo- podemos escuchar con menos volumen y bajando un poco nuestro tono de voz... perdona Lucas, es que...
-¡Pero tía! ¿qué te pasa, es que ahora eres su defensora, su abogada o algo?
-Mira...haced lo que querais, pero dejádme dormir- y desaparece, cerrando la puerta a sus espaldas.
 
 
Entre sábanas, entre el delicado olor que desprenden, se encuentran ellas. Una mira el techo, inquieta, asustada, incluso un poco insegura. La otra permanece girada mirándola, con los ojos medio cerrados, víctima del sueño.
-Adara,¿no tienes sueño? te veo muy despierta- dice Paola, sin poder evitar bostezar.
-Buf... no quiero, pero no puedo dejar de darle vueltas al comportamiento de Danel...- responde débilmente, girándose para ver a su amiga.
-Pero si ya lo hemos hablado....
-Lo sé, créeme. Pero quizá sea por que aún...- a Adara le resulta imposible acabar la frase.
-¿Quizá sea qué?
Paola espera una contestación que tarda en llegar. Espera, sigue esperando. Un instante después, Adara prosigue, con un tímido tono que nunca antes había empleado.
-Él y yo no hemos hecho nada, jamás. Me resulta difícil decirlo, pero soy virgen.
-¡¿Virgen,tú?!
-Sí, virgen. Sé que es casi imposible entenderlo.
-Adara...- contesta Paola, con un volumen ligeramente más alto del que habían empleado hasta ahora- ¡¿tú sabes la cantidad de chicos que dicen por el instituto haber estado contigo en la cama?!
-Cientos, o miles. Sí, lo sé y me importa lo más mínimo. Es de entender, soy una de las más deseadas y se sientes importantes al mentir por ahí.
-Volviendo al tema de Danel...llevais casi un año juntos y te ha esperado todo este tiempo...¿alguna vez te ha sugerido hacerlo?
-Sí, una vez... le conté que era virgen y que sentía miedo. Se lo tomó realmente bien, y me dijo que cuando estuviera preparada, que lo haríamos- contesta Adara, con un brillo especial en los ojos.
-Entonces, no hay más que hablar. Seguramente su comportamiento sea producto de tu imaginación, yo lo veo tan bueno como siempre.
-Eso será... gracias Paola- finaliza Adara, con una sonrisa tierna.
Con los ojos cerrados, se apresuran a intentar dormirse. Mañana será un largo día de instituto, como todos los demás. Es increíble. Casi un año juntos, y ella le quiere como el primer día. Cada día que pasa siente más y más por él. Aunque le cueste creerlo, Danel ha conquistado su corazón como ningún otro ha conseguido jamás. Y de repente, sonríe, recuperando esa seguridad que creía haber perdido minutos atrás.
-Paola...- susurra dulcemente, manteniendo la sonrisa.
-¿Qué quieres ahora?- responde, molesta.
-Estoy segura- contesta lentamente, ruborizándose- mi primera vez será con él, en esa fiesta.

lunes, 27 de diciembre de 2010

CAPÍTULO UNO.

I guess you are thinking of me now...Adara tararea la canción con alguna que otra dificultad mientras baila divertida frente al espejo.
No. El inglés no es su fuerte, pero ríe al inventarse cualquier letra que se le ponga por delante.
Se mueve delante del espejo, poniéndose y quitándose ropa, escogiendo lo más atrevido y guardando lo más sencillo.
Su habitación ya está otra vez desordenada, toda la ropa tirada por el suelo, los sofás y la cama. El tocador con todos sus cosméticos esparcidos por ahí y por allá. Echa un vistazo y ríe al imaginar la cara que pondrá su madre al verlo. Ya la ve diciéndole "Emilia te ordenó ayer la habitación, y otra vez la tienes hecha una leonera...¿Para qué quieres tanta ropa? si ya no te cabe en el armario...y blah blah blah". La misma charla de siempre. Pero ella sabe de sobra como calmar a su madre. Un beso en la mejilla, un te quiero y como mucho, un ''luego lo recojo'', y todo queda solucionado.
Suena el timbre. Paola ya está ahí abajo, esperándola para ir al centro comercial, y ella sigue con el uniforme puesto, sin haber decidido todavía qué ponerse. Corre hacia la puerta, bajándose la falda hasta los tobillos. Al pasar por el salón su hermano está jugando con la wii y la observa.

-¡Adara!, no vayas en bragas por la casa, que no estas sola.- Le dice su hermano Lucas con aire divertido.
-¿Dónde está Emilia?¿Por qué no abre la puerta?
-Hoy es su día libre...no es tu esclava, también tiene una vida.
-JA-JA-JA- Adara ríe sarcásticamente, y mientras le saca la lengua a su hermano, tira la falda encima del sofá.

Cuando abre la puerta, las dos amigas se saludan con dos besos y se dirigen al salón mientras Adara se excusa por no estar lista todavía. La misma excusa de siempre, la culpa nunca es suya, sino de sus padres, su hermano o el servicio. Pero la verdad es que siempre espera para ver que lleva puesto Paola. Sí, son amigas y la quiere mucho, pero no soporta que vaya mejor que ella. Siempre tiene que destacar.

-Mira, siéntate, te dejo con Lucas. Si quieres algo se lo pides a él. No tardo nada, dos segundos.

Aunque todos saben que esos dos segundos, probablemente, no seran menos de quince minutos.
Al ver que su amiga no se ha arreglado mucho, decide que tampoco hace falta ir de punta en blanco, así que coge una falda vaquera, una camiseta fina con imágenes de Audrey Hepburn, unas botas altas y su chaqueta marrón de piel. Se recoge su larga melena rubia ligeramente ondulada en una cola de caballo y no se maquilla mucho, apenas un poco de color y unos toques de sombras y rimel para resaltar sus grandes ojos verdes. Natural pero perfecta, espectacular, y lo sabe sin necesidad de mirarse al espejo. Lo único que falta es ordenar un poco, pero no tiene tiempo, y además no le apetece. Coge el bolso, la cartera, el móvil y las llaves y baja corriendo al salón.
 
Mientras tanto, en el piso de abajo.
Paola se sienta tímida en el sofá junto a Lucas. La misma escena que se repite todas las semanas y aun así no se acostumbra. Lucas, aparte de ser el hermano mayor de su amiga, es el chico por el que todas se mueren. Es perfecto, guapo y bien repartido. La cara alargada contiene unos ojos verdes, intensos y penetrantes. Alto, musculoso. El pelo rubio como el oro, esa sonrisa que cautiva...Perfecto y encima tres años mayor que ella. Paola se derrite con sólo mirarle e intenta desviar la mirada cuando éste se da cuenta.
Paola observa como Lucas juega con la wii, sus movimientos son perfectos, tan perfectos como él. Está de pie, se mueve hacia adelante y hacia atrás, según le conviene para ganar. Incluso pega algún que otro saltito, nervioso. Le resulta imposible apartar los ojos de él, de su cuerpo. Entonces Lucas se gira, consciente de que está siendo observado.

-Perdona, no te he dicho nada ¿Quieres tomar algo?
-No, estoy bien, gracias- Responde rápidamente y enrojeciendo, aunque sabe que eso es debido a lo que está pensando.Le gustaría poder haberle respondido "quiero tomarte a tí, guapo", algo que la hiciera parecer más mayor, madura e interesante. Seguro que Adara no hubiera tenido ese problema si fuera ella la que se encontrara delante del chico de sus sueños. Pero no le puede pedir consejo, se moriría de vergüenza si su amiga supiese que está loca por su hermano.
-¿Y jugar?¿Te apetece jugar?-Pregunta de repente Lucas con una sonrisa, haciendo que Paola pierda el hilo de sus pensamientos.
-Esto..¿Jugar?-Se nota cierto nerviosismo en la voz de la chica,¿acaso a pensado en voz alta y él le ha oído?
-Si, a la wii. No pasa nada si no sabes. Yo te enseño..-tras darse cuenta de que no responde,añade- ¡va, que ya sabes como es mi hermana, esto va para largo! -y le tiende la mano para ayudarla a levantarse del sofá.

Paola deja el bolso y se quita la chaqueta, preparada para mostrar lo mejor de si misma e impresionar al chico que está frente a ella, pero en el momento en el que van a empezar a jugar suena el móvil de él, que se disculpa y sale al jardín a hablar.
Paola mira como se ríe y gasta bromas. Aunque por medio haya un cristal y no oiga nada, está segura de que es una chica.Por un instante, se siente ridícula. Al levantarse del sofá a mantenido una esperanza de poder seducirle. Pero no. Es imposible que un chico así no tenga novia. Y se sienta de golpe otra vez en el sofá, viendo como escapa la oportunidad de su vida para pasar un rato con Lucas. Pero no le da tiempo a pensar mucho ya que en ese momento su amiga baja por las escaleras.

-Ya estoy lista.-Grita Adara desde arriba de las escaleras.
-¡Dios, es un milagro! Has tardado menos de diez minutos
Las dos amigas se ríen con el comentario y Adara le tira un cojín a Paola.
-No seas exagerada.
-Claro, como siempre soy yo la que tiene que esperar...
-Vale-Contesta Adara fingiendo estar molesta- la próxima vez quedamos en tu casa.
-Llegas tarde de todas formas- vuelven a reír al unísono.
Cogen los bolsos, se ponen las chaquetas y van hacia la puerta.
-¿A dónde vamos?- pregunta Paola, curiosa.
-Al centro comercial, el de las afueras. Quiero comprarle el regalo a Danel, ¡cumple años este sábado!
-¿Cuántos cumple, veinte?
-Sí, como mi hermano.
-Y se supone que tengo que ayudar a escoger el regalo,¿no?
-Algo así -sonríe Adara- espera, voy a despedirme de ese elemento- responde, señalando hacia el jardín.

Adara camina haciendo notar sus tacones. Haciéndose oír. Abre la puerta y asoma la cabeza.

-¡Tú!- grita.
Lucas se disculpa por teléfono y lo aparta ligeramente.
-¿Qué quieres?- responde molesto.
-Nosotras nos vamos, te dejamos solo. Si llama Danel, no sabes dónde estoy, ¿entendido?
-Que sí, que sí... véte.
-Yo también te quiero- dice, finalizando la corta conversación, y se dirige hacia la puerta.

Lucas las observa desde lejos. Observa cómo se colocan el casco y salen de la casa. Respira tranquilo y vuelve a responder al teléfono.

-Perdóname Danel, ¿qué decías?
-Que no sé qué hacer con tu hermana...
-Si no la quieres corta tío...no te ralles más. Es mi hermana, y tú eres mi mejor amigo. No quiero que os hagais daño.
-Lo sé, pero no sé que hacer, cómo decírselo después de casi un año a su lado.
-Pues piensa, pero no le des muchas vueltas más, a fin de cuentas... busques la manera que busques, dirás lo mismo.
-Tampoco estoy al cien por cien seguro Lucas...no sé, hoy por hoy no sé nada.
-Al menos sabes quién soy yo,¿no?
-¡Pues claro mamón!...¿Enrique?- responde, entre risas.
-Sí, ese mismo... bueno,te dejo, voy a seguir con la wii.
-Sí, yo voy a ver si duermo un rato o algo...¿nos llamamos más tarde?
-Supongo- contesta Lucas, finalizando la llamada.

PREFACIO.

A veces deseas que el tiempo vuele, estás tirado en el sofá, en la cama, intentando no pensar, esperando un nuevo día, un nuevo tiempo, en el que todo sea diferente, mejor, pero nunca nada es mejor, ese día no llega, y sabes que estás desperdiciando un tiempo hermoso, en el que podrías adelantar trabajos, ir de viaje, demostrar a tus seres queridos que estás ahí, que pueden contar contigo, o, simplemente podrías aprovecharlo para poner orden en tu vida. Eso es lo que necesitas, ordenar tus pensamientos, tus emociones. Pero todo eso es demasiado complicado. Tu vida está tan enredada, que te costaría demasiado tiempo deshacer ese nudo. Así que sigues ahí, sin hacer nada, dejándolo todo para luego y lamentándote por tu suerte. Ojalá todo fuese más sencillo.
Pero entonces, un día, todo cambia. Algo, sin que tú lo quieras, te transporta, te devuelve de golpe a la realidad, y ves que te equivocabas, que no hay tiempo, que no existe un luego. El final estaba más cerca de lo que pensabas.
El final de una relación, de un amor que considerabas irrompible.
El final de tu libertad.
El final de una vida.
La muerte.
Y entonces te sientes roto por dentro. Vas como un barco a la deriva, con la mirada perdida. Y quieres correr, salir corriendo. Dejar atrás todo lo que te hace daño, esa angustia que no te deja respirar, ese agujero en el pecho, que se hace más grande día a día y que hace de tu cuerpo, tu alma y tu corazón miles de pedazos imposibles de volver a juntar. Pero sólo puedes sentarte y llorar.
Y en realidad llorar es lo que has hecho siempre, no sabes hacer más, porque detrás de cada subida, de cada momento feliz, hay una bajada peor que las anteriores, que te hunde poco a poco en un pozo sin fondo. Un agujero negro que te traga.
Quieres romper cosas, acabar con todo. Pero lo que más deseas es volver tiempo atrás, aprovechar ese tiempo que perdiste en el sofá, hacer algo útil con él.
Y te quedas toda la vida esperando algo que nunca llega. Poniendo al mal tiempo buena cara. Porque es de héroes sonreír cuando el corazón llora. Te resignas a seguir hacia delante, sabiendo que nada volverá y agarrándote a cada resquicio de felicidad que quede en tu vida para poder sobrevivir.

Cute PuFFs#

Bienvenido a "QUÉDATE CONMIGO"

¡Hola!. Gracias por entrar al universo de Quédate Conmigo.
Esta es la historia de Adara, una adolescente normal y corriente, como puedes serlo tú, que ahora mismo lees esto. La vida de Adara es perfecta, o eso cree ella. Ya que un día algo sucede. A raiz de eso la vida de la protagonista pega un giro de 360 grados, pero no solo su vida, sino también ella cambia completamente.
Esperamos que te guste.
Si quieres puedes mandar un e-mail a quedateconmigo2612@hotmail.com dandonos tu opinión.
¡Gracias! :)
Cute PuFFs#