lunes, 27 de diciembre de 2010

PREFACIO.

A veces deseas que el tiempo vuele, estás tirado en el sofá, en la cama, intentando no pensar, esperando un nuevo día, un nuevo tiempo, en el que todo sea diferente, mejor, pero nunca nada es mejor, ese día no llega, y sabes que estás desperdiciando un tiempo hermoso, en el que podrías adelantar trabajos, ir de viaje, demostrar a tus seres queridos que estás ahí, que pueden contar contigo, o, simplemente podrías aprovecharlo para poner orden en tu vida. Eso es lo que necesitas, ordenar tus pensamientos, tus emociones. Pero todo eso es demasiado complicado. Tu vida está tan enredada, que te costaría demasiado tiempo deshacer ese nudo. Así que sigues ahí, sin hacer nada, dejándolo todo para luego y lamentándote por tu suerte. Ojalá todo fuese más sencillo.
Pero entonces, un día, todo cambia. Algo, sin que tú lo quieras, te transporta, te devuelve de golpe a la realidad, y ves que te equivocabas, que no hay tiempo, que no existe un luego. El final estaba más cerca de lo que pensabas.
El final de una relación, de un amor que considerabas irrompible.
El final de tu libertad.
El final de una vida.
La muerte.
Y entonces te sientes roto por dentro. Vas como un barco a la deriva, con la mirada perdida. Y quieres correr, salir corriendo. Dejar atrás todo lo que te hace daño, esa angustia que no te deja respirar, ese agujero en el pecho, que se hace más grande día a día y que hace de tu cuerpo, tu alma y tu corazón miles de pedazos imposibles de volver a juntar. Pero sólo puedes sentarte y llorar.
Y en realidad llorar es lo que has hecho siempre, no sabes hacer más, porque detrás de cada subida, de cada momento feliz, hay una bajada peor que las anteriores, que te hunde poco a poco en un pozo sin fondo. Un agujero negro que te traga.
Quieres romper cosas, acabar con todo. Pero lo que más deseas es volver tiempo atrás, aprovechar ese tiempo que perdiste en el sofá, hacer algo útil con él.
Y te quedas toda la vida esperando algo que nunca llega. Poniendo al mal tiempo buena cara. Porque es de héroes sonreír cuando el corazón llora. Te resignas a seguir hacia delante, sabiendo que nada volverá y agarrándote a cada resquicio de felicidad que quede en tu vida para poder sobrevivir.

Cute PuFFs#

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