miércoles, 2 de febrero de 2011

CAPÍTULO NUEVE.

Lucas sigue conduciendo, escuchando con atención las direcciones que le indica Danel, sentado a su lado, en el asiento del copiloto. Van a un bar donde han quedado con todo el grupo de amigos con el que solían juntarse antes. Hace un tiempo que todos, por unos motivos u otros, empezaron a distanciarse. Sobre todo Lucas, desde que su vida se había vuelto un caos.
Danel le pone al corriente de la vida de todos. Bruno, uno de sus mejores amigos, compañero de aventuras desde el colegio y primo de Danel, había conseguido una beca para estudiar en el extranjero y se iba en pocas semanas.
Toni se había buscado una nueva novia y se pasaba el día con ella. Apenas se le veía por ahí.
Los padres de Adrián se habían separado y él se había ido a vivir con su madre a las afueras.
Del enorme grupo que eran antes, doce o quince chicos y algunas veces también sus novias, solo quedaban cinco que se reunían todas las semanas. Así que para ellos esta era una noche de encuentros, reconciliaciones y también de despedidas. A Lucas le entristeció por un momento la pérdida de contacto con sus amigos.
 
 
Paola entra en su casa. Saluda su madre sentada en el sofá, viendo su telenovela favorita, con un beso en la mejilla y sin mucho entusiasmo. Haciendo caso omiso a las preguntas de su madre se dirige a la cocina. Abre la cocina, coge un zumo y se encierra en su habitación. Se quita la chaqueta, la corbata y la falda del uniforme, también los zapatos, y se echa sobre la cama. No puede para de pensar en lo que ha pasado hoy, en como no ha parado de meter la pata y cagarlo todo en cada momento. Se siente como una estúpida. Le gustaría volver tiempo atrás y evitar que todo esto pasara, intentar no fallarle a su amiga. Le gustaría gritar, romper todas las cosas que ahora mismo la estan rodeando, llorar, pero sabe que no serviría de nada. Así que intenta despejar su mente. Coge de la estantería, situada encima de su cama, el bloc de dibujo. Desde pequeña le ha gustado dibujar. Dibuja cualquier cosa: paisajes, animales, personas..., y la verdad es que no se le da nada mal. Sus tácticas son precisas, acertadas, delicadas. Coger un lápiz es, para ella, algo muy intenso. Deja que su mano recorra todo el camino sola. Las pinceladas son sutiles y suaves.
Pero lo que a ella le gusta de verdad es la moda. Lo que más abunda en el bloc son diseños de distintos conjuntos de ropa que ella misma crea, y le encantaría ser diseñadora de moda en un futuro que, al contrario de lo que ella piensa, no es tan lejano.
Piensa que podría desahogarse pintando, dibujando sus sentimientos, plasmándolos en el papel. Coge el estuche y saca un lápiz. Se tumba boca abajo en la cama, con el bloc delante de ella, y se tapa un poco con la manta que le hizo su abuela cuando era pequeña. Su favorita, con rayas horizontales de colores, y se recoge el pelo en una coleta infantil, despeinada y divertida. Empieza a pasar las páginas del cuaderno de dibujo para encontrar una en blanco. Y entonces lo ve. Un retraro de Lucas hecho con carboncillo, y recuerda que lo pintó al llegar a casa después de aquella tarde que pasaron juntos jugando, tomando chocolate. Y entonces su mente vuelve a revivir el beso de esa tarde.
Paola se estremece. No puede evitar sentirse feliz al recordarlo. Sabe que está mal, que él es el hermano de su mejor amiga, que lo más seguro es que tenga novia por todas aquellas llamadas irritantes, que no le pertenece. Pero le da igual. No ha sido el mejor beso del mundo, ni parecido a uno de película, ni como ella había soñado. Pero sí ha sido con la persona que ella quería.
Un beso robado, a la fuerza, inesperado e imperfecto, pero que ha hecho que por primera vez en su vida sienta mariposas revoloteando dentro de su estómago, le falle la respiración y todo le de vueltas. A pesar del momento, y de la situación, ella se confiesa a si misma que ha sido un beso perfecto. Su primer beso.
Y en ese momento rompe a llorar. Son sollozos silenciosos, pero desgarradores por dentro. Sufre. Sufre mucho, incluso demasiado. Porque sabe que no se va a volver a repetir. Porque sabe que puede haberle costado muy caro. Unas primeras lágrimas comienzan a resbalar por sus mejillas manchando el dibujo. Paola lo tira todo al suelo y enciende la radio mientras esconde la cabeza en la almohada.
Una melodía lenta sale de ella inundando la habitación y Paola la siente en cada rincón de su cuerpo, dejándose llevar por ella.

<<Quiero no ser nunca olvido, quiero que nuestro ahora pueda más que lo malo de querernos, que todas las heridas que vaya a causar. Quiero no vivir suspiros, no saber que se siente, no llorar. Quiero que al tocarte sepas que el mundo solo duele cuando tú no estás. No quiero un despertar, los quiero todos, todos, todos. Y puestos a pedir; quiero ser capaz de sentir por tí...>>
Paola se duerme envuelta por aquella dulce melodía.
La canción acaba y aparece otra, y otra, y otra más. Pero no le importa ni eso, ni el vivo retrato de Lucas en el suelo.
Tan solo se limita a dormir, y a seguir respirando silenciosamente.
 
 
 
 
 
Lucas y Danel llevan un rato sentados en una mesa junto a todos los demás. Ya se han puesto al día sobre las vidas de cada uno. Cuentan chistes y anécdotas. Todos rien. Lucas se lo está pasando genial y se da cuenta de lo mucho que echaba de menos a sus amigos.

-¡Eh, Lucas! -Grita Danel desde su silla- ¿Por qué no les cuentas a todos los de esta tarde?
-¿El qué? ¿Lo inútil que has sido al presentarte en mi casa sin avisar? -Lucas le da un sorbo a su cerveza mientras el resto del grupo estalla en una carcajada.
-Ja,ja, sí que avisé- Danel intenta defenderse- Pero ese es otro tema. Ya sabes a qué me refiero. Lo de la morena -Por toda la mesa se alza un gran revuelo y todos empiezan a preguntar.
- ¿Qué chica, Lucas?
-¿Está buena?
-¿Cuánto tiempo lleváis juntos?
-Eh, parar.- Les interrumpe Lucas- No hay ninguna chica, ¿Vale? Todo ha sido por salvarle el culo a Danel.

Todos remontan sus conversaciones anteriores. Lucas suspira, y maldice en voz baja a Danel. Pero no puede evitar que su mente vuele lejos de allí, hasta ella. Y piensa en Paola. En sus grandes ojos, en su sonrisa tímida. En el beso de la tarde en su casa. Y sonríe. Sonríe como un tonto cualquiera. Como hacía tiempo que no sonreía. Sonríe como lo hace solo cuando está con ella. Y decide llamarla.
Se disculpa ante sus amigos y sale fuera, a la calle. Coge el móvil, entra en la agenda y busca en la <P>. Lo encuentra y llama.
Un pitido. Espera. Dos pitidos. Sigue esperando. Tres. Estas cosas le sacan de quicio. Nunca ha esperado más de tres tonos. Pero ella no coge. Lo vuelve a intentar, obteniendo el mismo resultado.
 
 
 
Un poco más allá, lejos de la discoteca, ella duerme. En la agradable habitación iluminada débilmente por la ténue luz de la luna, el móvil suena en silencio. La pantalla se ilumina pero Paola no se da cuenta. Sigue durmiendo, encima de su cómoda cama. Tal vez soñando con él, o con Adara. O tal vez con nada importante, con cualquier persona irrelevante. Pero, pese a todo, no se percata que ha dejado escapar la llamada más deseada de su vida.
 
 
 
-¡Mierda!- Lucas hace ademán de tirar el móvil al suelo con fuerza, pero se dentiene con el brazo levantado. Resopla con impaciencia, guardándose el móvil en el bolsillo. Se apoya en un muro de piedra que hay enfrente de la discoteca y se despeina suavemente, rascándose la cabeza.
Suspira, un poco más calmado, y se saca el teléfono. Mira fijamente la pantalla, y pulsa el botón de rellamada. Se acerca el móvil a la oreja y decide esperar más tiempo. Uno, dos, tres tonos. Cuatro, cinco. Por fin escucha la voz deseada.

-¡Hola, soy Paola! -Lucas sonríe de oreja a oreja y, cuando está a punto de articular palabra, ella le interrumpe- ¡Ahora mismo, lógicamente, no estoy! Deja tu mensaje después del molesto <<Pip>> y te llamo, ¿Entendido?

Lucas resopla, desilusionado, y decide dejarle un mensaje.

-Hola Paola, soy Lucas. Te he llamado unas cuantas veces. Perdóname por ser tan pesado. -Después de una pequeña pausa pensando lo que va a decir, continúa, todavía indeciso- Estoy en el Veinticinco, supongo que conocerás el pub...-Sacude la cabeza al darse cuenta del tono nervioso que está empleando y se aclara la garganta- En fin, creo que tenemos asuntos pendientes... Quiero decir, que aún tenemos que aclarar muchos temas. Bueno, si no tienes nada mejor que hacer, estaré en este pub toda la noche con mis amigos. Pásate si quieres. Un beso, Pao.

Lucas cuelga, sonriente. Piensa que no ha sido el mejor mensaje, pero al fin y al cabo, es un mensaje. Y encima, para ella.
Una risa silenciosa pero divertida aparece por detrás.

-Sonríe a la cámara, Lucas. -Danel, sujetando el móvil con una sola mano, le saluda sonriendo. Siempre sonriendo.
-¿Qué coño haces?
-Estaré en el pub toda la noche, pásate.- Una risa divertida hace que su mano pierda ligeramente el equilibrio y que la grabación se tambalee.
-¿Qué haces con esa cámara?
-Grabar al enamorado más guapo de toda la ciudad.- Danel besa el aire, dedicándole cada beso a él. Besos burlones e infantiles.

Lucas le dirige una mirada asesina, irritada, y se acerca a él. Pero Danel es más rápido y, riéndose, echa a correr en dirección a la discoteca.
Lucas le persigue, dando grandes zancadas. Cuando se da cuenta, ya está dentro, rodeado de gente. Por un instante le pierde de vista. Busca con la mirada a Danel, perdido. Y entonces lo ve, al lado de Bruno. Se rien. Corre veloz hacia ellos.
Cuando llega, con la respiración agitada, mira a su amigo.

-Eh, ¿Qué te ha enseñado?
-¿Qué me ha enseñado de qué...?-Bruno se acerca a él con el semblante serio, pero, poco a poco aparece en su rostro una feliz sonrisa- Oh, discúlpame Lucas. Perdóname por ser tan pesado-Su voz suena infantil e incluso ridícula, y se ríe.
-Esto no tiene gracia.-Lucas está molesto, irritado.
-Venga tío, no te cabrees.-Danel sigue sonriendo como siempre lo ha hecho.
De repente aparecen por detrás Adrián, Toni, Raúl y Sergio, sujetando sus respectivas copas.
-¡Eh! ¿Qué pasa aquí?
-¡Eso, que se os ve muy animados!
-¿De qué os reíais?
-¡Este!- Danel señalada divertido a Lucas, dando pequeños saltos- Está enamorado de...
-¡Ya vale!-Lucas cruza los brazos, mucho más enfadado que antes.
-¡Eh, pequeñín, que aquí somos todos amigos!-Bruno sigue con la broma de Danel- ¡Chicos, al final la historia de Danel es verdad!
-¿Cuál?
-La historia de la morena. La que le dio un beso a este monumento- Danel señala a Lucas de arriba a bajo, riendo.
-Os estáis pasando. Yo no estoy enamorado. Dejarlo ya.
 
 
 
 
Abre lentamente los ojos. Ya es consciente del sonido de la radio, y cada vez le molesta más. Siente que el volumen está alto. Innecesariamente alto.
Se frota los ojos, algo soñolienta todavía, y se inclina un poco. Pestañea confusa. Mira la hora en su móvil. Las doce menos cuarto. Se estira emitiendo un dulce bostezo, y vuelve a mirar la pantalla de su teléfono. No da crédito a lo que ven sus ojos. Se pellizca con suavidad, creyendo estar en un sueño. En un sueño perfecto e irreal. Pero no. Está despierta, y en su teléfono están las siete perdidas de Lucas.
Y, por si fuera poco, tiene un mensaje de voz. Lo escucha con atención, con curiosidad. Casi nunca recibe mensajes de voz. Y se sorprende. Escucha su nerviosa, insegura y tímida voz. Escucha el tono grave de él. Y sonríe enrojeciendo casi sin querer.
Quiere ir. Quiere verle. Quiere aparecer en la discoteca donde le dijo que la esperaría. Por suerte recuerda aver acompañado a Adara en una ocasión a aquel lugar, cuando ella empezaba a salir con Danel, y si no está equivocada, sabe perfectamente a donde tiene que ir.
Se levanta rápidamente de la cama y abre el armario. Piensa en que se podría poner. Pasa de temas elegante y sofisticados, pues no quiere parecer una desesperada y tampoco que él crea que le importa demasiado. Pero también quiere sorprenderle, dejarlo con la boca abierta. Así que elige algo informal, pero con lo que se siente segura, sexy. Se pone unos pantalones cortos vaqueros, una camiseta larga, que casi cubre todo el pantalón, de color azul marino, de media manga y que deja al descubierto su hombro derecho, y unas converse all star de l mismo color que la camiseta. Se deja el pelo suelto y apenas se maquilla. Coge el casco y las llaves de la moto, también el móvil y las llaves de casa, que guarda en el bolsillo de su pantalón. Corre escaleras abajo con una gran sonrisa iluminando su cara. Su madre la ve.

-¿Sales?-Le pregunta a su hija con tono curioso al verla tan feliz en comparación a esta tarde
-Sí. No volveré muy tarde. Lo prometo- Paola besa a su madre y sale de casa. Se sube a la moto. Ilusionada se dirige a la noche más especial de toda su corta vida.
 
 
 
 
Hacía rato que los chicos volvian a estar sentados en su mesa. Llevaban ya varias consumiciones. Algunos más de la cuenta. Lucas estaba tranquilo. Hacía tiempo que la conversación había canviado de tema, ya no se centraba en él y sus relaciones sentimentales. Hablaban de películas, de música, de cosas pasadas y de planes de futuro. Pero de repente, cuándo él menos lo esperaba, sus amigos volvieron a la carga.

-¡Lucas mira!-Danel señala a una mesa cercana a la de ellos.-Esa rubia no para de mirarte.
-Que va. Deja de decir tonterias.
-¡Que si tio!-insite Bruno. -¡Si hasta te ha guiñado un ojo!
-Pues a mi no me interesa.
-¡Uuuuuu!-El murmullo se levanta por encima del sonido de la música y un mismo nombre empieza a repetirse en la boca de todos sus amigos.
-A Lucas le gusta Paola. Lucas está enamorado...-Los chicos tararean las frases con música incluida como si fueran unos niños en el patio del recreo.
-¡Que os calleis ya pesados! ¿Cuantas veces os tengo que decir que no me interesa Paola? Es solo una amiga ¿vale?
-¿A si? Pues entonces ve donde la rubia. Porqué no me puedes negar que esta buena.-Le reta Danel.
-Vale, si es la única manera de convenceros...-Lucas se levanta y camina hacia la mesa de la chica rubia.
 
 
 
 
Paola llega al pub. Tras unos minutos buscando por fín encuentra sitio para aparcar la moto. Baja y entra en el local.
Busca a Lucas con la mirada, pero no consigue encontrarlo. Entonces Danel aparece delante de ella.

-¡Paola! Cuanto tiempo ¿No?.-Paola se queda boqueabierta al verlo ahí.
-Desde esta mañana ¡estúpido!. Por desgracia claro.
-Ya..Y..¿Que haces por aquí?
-Nada.-Paola intenta esquivar a Danel para seguir buscando a Lucas.
-Bueno ¿y que te trae por aqui?-Pregunta Danel intentando distraerla.
-Tu estas muy raro. Pero me da igual. Dejame empaz ¿si?

Paola consigue escapar de Danel y sus incómodas preguntas. Piensa que cada vez le cae peor. Se acerca a la barra y saca el movil para llamar a Lucas ¿donde está? ¿No se suponia que habían quedado ahí?
Y entonces, como por instinto, se gira y lo ve. Está sentado en una mesa, no muy lejos de ahí. Se acerca para saludarlo y entonces ve que una chica está sentada con él. Se queda congelada en el suelo. No lo puede creer ¿Su novia? Entonces ¿Para que le había llamado? ''Tal vez es solo una amiga'', piensa. Y se dispone a comprovarlo cuándo la rubia, como por sorpresa se abalanza sobre él y le besa. Paola enrojece. Una mezcla de ira, vergüenza y dolor.
Danel contempla como Paola corre hacia la salida. Cuando pasa a su lado intenta retenerla, explicarle todo lo que sucede, ya que en el fondo se siente culpable. Sabe de sobra que su amigo, aiunque no lo admita, está loco por ella. Pero no puede hacer nada. Paola lo aparta de un empujón y sale corriendo mientras Danel la observa marcharse, pensando en si contarselo a Lucas o no.
 
 
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario